martes, 12 de octubre de 2010

Oslo III, den norske folkmuseum og andre steder


   Viendo al levantarnos que no llueve vamos a acercarnos a un museo que hay al aire libre, el norsk folkmuseum, no sin antes haber arrasado con el buffet del hotel. No me puedo ir de aquí sin comprar estas galletas de mantequilla.
   Al salir del hotel creí que habíamos entrado en otra dimensión. La ciudad estaba totalmente desierta, ni un ruido de coches, todo cerrado. Lo del domingo como día de descanso aquí se lo toman al pié de la letra. Tal vez en Madrid sea parecido, llevo tanto tiempo sin pasar un domingo allí.
   Gran descubrimiento el museo, hubiera sido una pena no haberlo visto. Ya nos lo habían recomendado ML y Leti que lo visitaron en su anterior viaje.
El museo muestra casas tradicionales de todos los rincones de Noruega, la más antigua data del siglo XVI. El recorrido es por un bosque y es una buena manera de en el mismo paseo disfrutar de naturaleza e historia. Durante el camino no hemos pasado desapercibidos y hemos  hecho el ganso con unos zancos de madera y en algún columpio para los niños.
 
  









 


 
  
   Al parecer en este recinto se celebran también espectáculos, reuniones gastronómicas, etc, pero hoy no nos hemos encontrado nada de esto y de hecho casi no hemos visto a nadie por el camino. Hay casas de todos los estilos, chozas, establos, e incluso una iglesia de madera del siglo XIII. En este punto es donde más gente nos hemos reunido, eso que llovía desde hacía rato y empezaba a hacerlo con más fuerza. Terminamos el recorrido con una visita al museo interior del recinto donde podías ver trajes típicos, herramientas de trabajo, juguetes, muñecas de pesadilla.

  De nuevo en el centro de la ciudad nos dirigimos  a Grunnerløka, un barrio que se ha puesto de moda. Era una recomendación de mi profesora de noruego de verano Gabriela y además habíamos visto en internet que los domingos se organizaba un mercadillo. Nos ha costado encontrarlo y la impresión al entrar en la calle donde se ubicaba fue de ¿Estamos en Oslo o en un suburbio de NY?
   El mercadillo se organiza en unas naves o almacenes; bisutería, ropa, cuadros, algo de artesanía, mujeres haciendo punto, sobre todo enfocado al público femenino. En medio de esto un garito de conciertos curiosísimo con los baños flanqueados por una puerta de una caja fuerte y paredes con miles de dibujos. Todo se encontraba en apenas unos metros de una calle de edificios industriales de ladrillo rojo con una gigantesca lámpara de lágrimas de cristal colgaba en medio.

   Vuelta al hotel a descansar un poco, de camino pasamos por la catedral con una visita fugaz de apenas minuto y medio porque estaba a punto de cerrar. Tampoco tenía mucho que ver, las catedrales luteranas son muy minimalistas, y de nuevo como en Helsinki esa música de órgano estridente que no invita a la reflexión.
   Fuimos a cenar a un sitio que también recordaremos para otra ocasión. El local muy acogedor, el señor que nos atendió que suponemos es el dueño muy amable. Hablaba español de algunos años que pasó en Méjico y para amenizarnos puso unas rancheras, no es posiblemente la música que esperaba oír allí pero agradezco que no nos pusiera salsa o merengue. Estos viajes es lo que tiene, uno se va de España para olvidarse un poco de todo lo de aquí y donde llega se empeñan en hacerte sentir como en casa.


  








   Después de cenar paseo por un Oslo muy tranquilo   y con muy buena temperatura, no puedo imaginar el centro de Madrid  entre semana a estas horas tan tranquilo.

viernes, 8 de octubre de 2010

Oslo II, un paseo por la historia


Akershus
   La mañana se ha levantado nublada pero por suerte no llueve, al parecer el peor día va a ser mañana, así que vamos a aprovechar a hacer un crucerito por el fiordo de Oslo hasta Bigdøy.
   Llegamos al puerto justo cuando partía un barco así que teníamos que esperar un buen rato y decidimos dar una vuelta por Akershus, la fortaleza. Está a un paso y aunque no nos dé tiempo a verla por dentro merece la pena dar un paseo por la muralla.
   Se construyó en la edad media como castillo aunque su estado actual se debe a que en el siglo XVII se modificó a fortaleza de estilo renacentista. Ha sufrido varios asedios a lo largo de la historia y nunca ha sido tomada por la fuerza por un ejército extranjero.
  El barco en el que vamos a Bigdøy es de madera, y tiene su encanto. Hemos hecho todo el viaje que no ha llegado en total a la hora en la cubierta. Hay una zona en otra cubierta más baja con toldos y luego una zona interior con restaurante. En las mesas de fuera tienes mantas por si quieres abrigarte un poco, y la verdad es que en el momento que pudimos conseguir una lo agradecimos.
   "Helena" hizo una parada intermedia en la ópera de Oslo, un edificio curioso y de arquitectura vanguardista que tampoco nos dio tiempo a ver por dentro. Cuántas cosas hemos dejado pendientes para volver.


Akershus
Opera

   La segunda y última parada la hace justo en el museo de Fram. Fram fue el barco en el que se han hecho numerosas expediciones al polo norte incluida la llegada de Admunsen. El museo es un homenaje a todos los que de una manera u otra colaboraron en las expediciones y la historia está muy bien relatada. Se puede visitar el interior del barco, los camarotes eran tamaño armario empotrado de cualquiera de nuestras casas e intuyo que estos noruegos en aquellos tiempos no eran tan altos viendo la longitud de las camas.

  Desde allí hemos ido al museo de las naves vikingas. Un sitio al que iba pensando que me iba a decepcionar por lo que me habían hablado de él. A mi me ha gustado, tal vez porque iba con la idea de que no iba a ver nada interesante. Si bien es verdad que no es mucho lo expuesto para mi ha sido suficiente. No hay nada como esperar poco de algo para que luego no te decepcione.
   La zona de Bigdøy también parece de gente humilde, casones de madera con unos jardines que te mueres y mucha mucha tranquilidad.

Fram
  Ya de nuevo en AkersBrygge hemos repuesto fuerzas comiendo hamburguesa de alce y de venado. Las dos riquísimas, yo no sabría decir cual me gustó más; entre los demás miembros de la expedición opiniones variadas pero en general han gustado. Yo he terminado con un gofre al que le he añadido unas lonchas de un queso muy típico aquí que es marrón y un poco dulce.

Por la tarde y en previsión de que al día siguiente llueva hemos decidido acercarnos al parque de Vigeland. Muchos de los que íbamos ya lo visitamos anteriormente en otros viajes pero es uno de esos sitios que no te importa ver tantas veces como vayas. Esta vez lo he disfrutado más ya que no había apenas gente, recuerdo cuando vine la primera vez que hacer una foto allí en la que no apareciera una figura humana con vida era imposible.

Vigelandsparken

   Vigelandsparken es una zona dentro del parque de Frogner en la que hay una exposición permanente de esculturas de Gustav Vigeland. Las esculturas evocan las etapas de la vida.
   De vuelta hemos podido pasar por el Palacio Real para que nuestras queridas amigas Pá y ML intentaran provocar un conflicto diplomático al tratar de hacer una fotografía al interior del cuerpo de guardia. Por apenas dos minutos no hemos podido presenciar el cambio de guardia.
 
   Hemos tenido la suerte de coincidir en nuestra visita con mi profesora de noruego, Bettina, y claro que hemos quedado. Por muy poco no coincidimos ayer en casa de Ángel pero finalmente hemos quedado al final del día aprovechando que ella estaba por el centro. Es emocionante quedar con amigos que ves habitualmente en tu ciudad en un sitio tan lejano.
   Mañana nuestros planes dependen de lo acertado de las previsiones de lluvia. God natt!!

miércoles, 6 de octubre de 2010

Oslo, den første dagen

  Es la primera vez que hago un viaje con una compañía de bajo costo, y para empezar he probado con la peor de todas, Ryanair. La experiencia ha sido enriquecedora, usar la maleta con las medidas y peso justos, asientos sin numerar, carreras para entrar de los primeros y coger un buen sitio, acceder al avión por escalera como las autoridades, venta de comestibles y bebidas en plan taberna, piernas encogidas durante 3 horas y media. En esta vida hay que probarlo todo y yo de esto me he llevado una buena ración.

   Por lo menos el vuelo ha sido más o menos puntual. El autobús nos ha dejado en el centro de Oslo en una hora y ya por el camino hemos podido disfrutar del cambio de color otoñal. También hemos elegido casa, la conclusión a la que llegábamos mayoritariamente es que nos daba igual, cualquiera nos valía aún estando pegados a la autovía y bajo una torre de alta tensión.
   No hemos podido entrar en la habitación, era un poco pronto y hemos dejado las maletas para poder ir a comer. Para empezar decidimos ir a un típico sitio noruego, Burger King. Ya acomodados en el hotel teníamos que hacer tiempo para lo que nos esperaba por la tarde. Mi amigo Ángel de Oslo nos había invitado a una fiesta en su casa de Holmenkollen, la zona pija de Oslo. Seguro que muchos habéis oído hablar del trampolín de Holmenkollen, yo por lo menos veía los saltos de esquí cuando era niño.
Dimos una vuelta por Akerbryggen, el puerto. Hay una feria de alimentos ecológicos, entre los que hemos visto hamburguesas de alce. Decidido, mañana cambiamos de tipo de hamburguesa.
La subida a Holmenkollen tuvimos que hacerla en parte en bus ya que la línea de metro estaba en obras. Las casas que se ven en esta zona son espectaculares, mansiones de madera con jardín y unas vistas increíbles al fiordo. La subida es bastante empinada, se puede comprobar si te equivocas y te bajas dos paradas antes de la que te corresponde. Lo humillante era ver como subíamos con la lengua fuera y a de repente nos pasaba uno haciendo esquí de fondo con patines y sin despeinarse.
Akersbrygge

   Lo pasamos genial en la fiesta. La casa de Ángel preciosa, de madera, decoración muy escandinava, unas vistas preciosas de toda la ciudad y buena comida. Conocimos a mucha gente, noruegos y noruegas, una chica rusa, un asturiano, un inglés. He practicado algo de noruego sobre todo con una chica un poco mística y con un dialecto del norte de Noruega pero que hizo un gran esfuerzo en hablar despacio para que yo siguiera sin entenderla. No debí tener una conversación muy interesante porque enseguida se fue a hablar con otros.
   Tras una estupenda velada y hacer el ganso con el ya clásico casco vikingo de Ángel nos retiramos para coger el bus de las 12, necesitamos descanso urgente o no vamos a aguantar los 3 días que nos quedan

miércoles, 18 de agosto de 2010

hei hei Helsinki


Ya apuramos el último día. Nuestro avión sale a las 18:45, así que todavía tenemos tiempo de ver cosas que nos dejábamos.
Conseguir llegar a una iglesia ha sido tarea complicada, no llevábamos plano y hemos echado mano del refrán "preguntando se va a Roma". Primero a una señora que sólo hablaba ruso, de momento lo único que se decir en ruso es "vodka". A la segunda la abordé primero preguntando si hablaba inglés y después de un "yes" lancé la pregunta que tantas y tantas veces repetimos en la mañana, "where is the church in the stone?". Ella me miraba como si la hubiera hablado en filipino... "i don´t understand"... creo que pronuncié "church" de 10 maneras diferentes para ver si me entendía pero nada. El cartero de correos también puso cara de haba. Pero bueno ¿De qué me ha servido estar escuchando la emisora de Vaughan todo este invierno y primavera?
De todas formas llegamos tras pasar por 20 peluquerías (cuántas peluquerías hay en esta ciudad), presenciar un entierro en el cementerio y casi dar por acabada la búsqueda.



La iglesia está excavada en la roca y desde fuera sólo se ve un muro de piedra y una cúpula. La acústica es sensacional y se usa como sala de conciertos. Estuvimos escuchando un concierto de piano.
Desde allí nos dirigimos a la otra punta a ver la catedral ortodoxa de Alexander Nievski. Nunca hasta el día anterior en Tallinn había visto una iglesia ortodoxa. Estas dos tienen muchas similitudes, columnas adornadas con pinturas, bóveda con mensajes en cirílico, muchas imágenes en cuadros con marcos en plata u oro y un retablo en oro con pinturas. Tampoco dejaron hacer fotos dentro, y la zona del altar y el retablo está separado para que no puedan acceder los turistas desde cinco o seis metros atrás, casi tenía que haber llevado los prismáticos.



Después vuelta por el mercado para hacer algunas compras de última hora y comer. Un paseo por las calles y vuelta al hotel para recoger las maletas.
Lo único que traigo desde allí son fotos, los demás recuerdos si los señores de Lufthansa recuperan mi maleta.

lunes, 16 de agosto de 2010

Tallinn.... espectacular


La visita a Tallinn ha sido un acierto. En hora y media de barco te plantas en la capital de Estonia. El casco histórico es patrimonio de la UNESCO (muy bien merecido).
Viajamos a un país que aunque está en la UE todavía no tiene el euro como moneda. En el check in del barco preguntamos si tendríamos problemas con el euro y nos dijeron que debíamos cambiar moneda para pagar. Bueno, pues nos timaron, allí aceptan euros hasta el cepillo de la iglesia. Y el segundo timo, el bus que te lleva al centro. Al salir del puerto vimos un cartel que indicaba que estaba a 3 kms y no teníamos ganas ya de caminar más de lo necesario. Cogimos el bus y al dar la vuelta a la manzana ya estábamos en el centro.
El casco histórico es impresionante, medieval en su mayoría, calles empedradas. Muy preparado ya para el turismo y el consumo, los empleados de restaurantes y puestos callejeros te abordan a la mínima. Al final decidimos cada vez que llegábamos a un sitio de estos mirar al suelo o al cielo y hacernos los sordos.
Una de las iglesias que visitamos, la del Espíritu Santo tenía en su interior a un trío de música medieval con una vocal mezosoprano haciendo ensayos de su repertorio. Es la única iglesia en la que nos permitieron hacer fotos, y para mi la más bonita.

Las murallas, la catedral y la iglesia de Alexandrer Nevsky, maravillas entre calles que escondían rincones fascinantes.


La vida aquí mucho más barata, hemos comido a la carta por 23 euros. Hay carteles en casi todos los comercios y restaurantes indicando que estés atento a tus pertenencias porque se producen robos.
Me arrepiento de no haber cogido al final noche aquí, nos dió pereza estar dejando hotel en Helsinki para volver un día después, pero me hubiera encantado disfrutar de un paseo nocturno por estas calles.
La vuelta en barco fué un poco movidita, el tiempo ha cambiado bastante y precisamente no viajábamos en el Queen Mary II. Las mesas del ferry están bien provistas de bolsas para que deposites el desayuno o la comida :)

domingo, 15 de agosto de 2010

Nuuksio, naturaleza a un paso


Helsinki tiene el privilegio de tener un parque nacional a tan sólo 30 kms. Nosotros no vamos a poder visitar mucho más del país pero dicen que este parque es una de las mejores muestras de la naturaleza en Finlandia.
A pesar de estar tan cerca hay que coger tren y luego un bus. El transbordo se hace en una ciudad de periferia que se llama Espoo, y que parecía haber sufrido un holocausto. A pesar de estar allí a las 11 ver alguien por la calle era casi imposible.
El bus te deja junto a una pista de tierra que en 2 kms te acerca a la entrada del parque. Esta pista aparte de llevarte a Nuuksio da acceso a algunas casas de fin de semana de gente con alto poder adquisitivo por los cochazos que pudimos ver. Supongo que tener una casa en un parque nacional no debe precisamente barato.
El parque tiene varios recorridos trazados, elegimos el rojo que pasaba por varios lagos. No sé si hemos acertado pero desde luego ha sido precioso. Varios lagos, bosque cerrado de pinos, abedules, tejos y abetos. Vimos poca fauna a pesar de casi no encontrarnos gente a lo largo del camino, algún pájaro carpintero. Una pena no poder ver las famosas ardillas voladoras, emblemas del parque. Tampoco nos han acosado los mosquitos, que creo que por estos lugares son XXL.





De nuevo día de 30 grados con muchísima humedad. Ya que apenas hemos pasado calor hemos decidido por la tarde volver a la sauna y piscina después de disfrutar de nuestro donuts de media tarde en Arnolds.

sábado, 14 de agosto de 2010

Porvoo





Porvoo es una ciudad cercana a Helsinki, a menos de una hora si coges el bus express, o sea, el que no hemos cogido nosotros. Hemos tardado más de hora y media en llegar, pero mereció la pena.
Es bastante grande pero tiene una zona antigua con casas de madera de pescadores en la ribera del río que datan de la edad media. Desconozco si las casas que quedan en pié son algunas de aquella época, pero antiguas si que se ven y muy pequeñas todas. No he visto que estuvieran habitadas, todas son tiendas de antigüedades, cerámica, ropa, arte. Puedes estar todo el día entrando en tiendas aunque sea simplemente para ver las casas por dentro. Llegamos a entrar en una de las que están en la ribera del río que parecen las más antiguas que podías acceder a la planta de arriba por unas escaleras casi verticales.
Las calles estaban abarrotadas de gente, y españoles sobre todo, debía haber un viaje organizado que había parado allí. Lo mejor, bajarte al río y acceder a una de las plataformas de las casas de los pescadores donde atracaban sus barcas y sentarte.
De nuevo el calor hoy ha hecho mella, a pesar de estar lloviendo a primera hora de la mañana. Y ahora estoy leyendo por ahí que en Madrid se está tan agusto.